Pingüino Marplatense.-
En uno de los tantos inviernos de Buenos Aires, mi abuela Estrella Rivera, aburrida de la ciudad me llevó con ella a pasar los quince días de las vacaciones de invierno a la ciudad de Mar del Plata. Allá ella tenía un departamento a cinco calles de la playa y a dos del Casino. Mar del Plata en invierno es otra ciudad muy distinta a la del verano. Había lugar para estacionar en cualquier parte, no había que hacer colas para hacer las compras, los precio eran otros a los del verano y los locales de flippers o maquinitas de juegos de video estaban casi todas libres. Con tanto tiempo libre, a la abuela le pareció una buena idea comprarme un equipo de pesca para que solito me fuera hasta algunos de los espigones y aprendiera a pescar. Y así pasó. A los pocos días ya sabía si pescar con línea de fondo para sacar corvina o tirar una línea con flotador para sacar pejerrey. La corvina era ideal para trozar y hacerla a la cacerola con salsita de tomate, en cambio el pejerrey se abría al medio y ...